"Amicitia dignitas is"
La amistad es una relación que
requiere ciertos pasos. A diferencia de la unión familiar o matrimonial, en la
amistad no hay lazos naturales que la sustenten.
Ni motivos-más que el cariño-
por los que seguir conservando a un amigo a pesar de las disputas, los enfados
y los malentendidos. Por ello, en la amistad se deben forjar esos lazos
indisolubles que coligen dos personas. Crear esta unión no es fácil porque más
sencillo es evanescer una relación que ampararla.
El principal fallo suele estar en
concebir la amistad como un camino para divertirse, un lugar en el que estar a
gusto. Pero la amistad es el enriquecimiento de uno que se produce por la
preocupación y cariño hacia otro, siendo sentirse bien el regalo de ese cuidado.
Para cuidar la amistad se debe de luchar contra los errores de uno mismo y
resistir las faltas del otro. El egoísmo, la soberbia, la envidia, la ira y la
pereza son los vicios que llevan a la perdición de una relación. ¿Y cuál es el
arma para defenderse? El perdón (acompañado siempre del olvido) es la clave que
ayuda a construir una amistad duradera, lejos de las uniones precarias y
ramplonas.
Una relación amistosa siempre
tiene altibajos. Los enfados son muchos pero vence aquel que sabe perdonar pues
con ello continua la amistad. Al perdonar se debe obrar circunspecto, y
diferenciar la persona proba de la desapacible. Pues solo hay perdón con
arrepentimiento y deseo de mejora. El perdón se transforma en una vivencia la cual, junto al tiempo y los favores, constituye uno de los pilares de este amor,
Como decía
Aristóteles: “Algunos creen que para ser amigo basta con querer, como si para
estar sano bastara con desear la salud”. El querer debe de impulsarte a
emprender una lucha por defender una amistad. Una defensa contra tus vicios,
los del otro y contra el veneno de los que desean acabar con vuestra unión.
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