Amanecer en la República (II)
-Esta noche nos hemos reunido
para aclarar algunas partes del plan- explicó mientras observaba a los treinta
romanos que se habían reunido en su casa.
En ese momento tomó la palabra
Décimo:
-Sé que esta noche no estamos
las cuarenta y cinco personas que vamos a participar en la liberación de la
República, a pesar de ello quiero agradeceros vuestra implicación. Por mi parte
he dispuesto de un centenar de gladiadores que se encontrarán en los alrededores
del foro de Pompeyo, donde se celebrará la reunión del Senado, y que nos
facilitarán una huida segura.
-¡Perfecto! eso evitará que
alguna de las serpientes de César se atreva a acercarse a nosotros- dijo Cayo
Servilio Casca entre risas, refiriéndose a alguno de los veteranos o
partidarios del dictador.
-¿Y cuál va a ser el tema a
tratar por el Senado? ¿Por qué motivo se convocará a César?- preguntó Cayo
Trebonio.
Cayo Casio Longino suspiró. Le
exasperaba los senadores y la política. Le exasperaba Trebonio y más si hacía
preguntas que habían sido resueltas en la reunión anterior. Era un idiota,
todos los políticos lo eran a excepción de dos o tres. Y César era una
excepción. Casio le conocía bien, sabía de su perspicacia y no confiaba en la
habilidad de algunos conspiradores, pero los necesitaba. Casio era militar y,
como tal, era un estratega, uno de los mejores, sin embargo César no había
sabido corresponderle tras la guerra de las Galias. Una provincia conflictiva
-y ahora perdida- no era suficiente para el ambicioso Casio.
-Trebonio, a César se le
convocará para nombrarlo rey- respondió Décimo.
Se oyó alguna voz más de
sorpresa además de la de Trebonio. Por lo visto no todos estaban enterados de
esos matices importantes, alguno de los invitados se habían unido a la
conspiración la última semana.
-Se nombrará rey a César debido
a la profecía de los libros Sibilinos que indican: "Solo un monarca del
pueblo etrusco reducirá la sangre oriental de los nuevos persas a la arena de
su desierto"- aclaró Décimo, pues el 18 de Marzo César tenía pensado
viajar a Siria para reunirse con el inmenso ejército que había convocado para
la campaña de la conquista de Partia.
-Bien, no hay más preguntas. Se
nos acaba el tiempo- interrumpió Bruto-. A los que tenéis misiones
especiales ya se os ha hecho saber y los demás deberéis esperar a la segunda
oleada de ataques. Levad vuestras dagas y que no os descubran. Los que iniciáis
el ataque iréis a casa de Casio esta noche para ultimar los detalles. ¡Qué nada
salga mal! Eso es todo. Guide vobis libertatem, la libertad os guíe.
Los esclavos abrieron la puerta
y los invitados fueron saliendo. Trebonio, Casca y su hermano Publio Servilio,
Lucio Tillio Cimber, Poncio Águila y cuatro senadores más fueron a casa de
Casio. Décimo se marchó corriendo con su escolta, había quedado a cenar en casa
de Lépido. Una cena de senadores con un invitado especial: Julio César.
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